sábado, 13 de agosto de 2011

Mariposas en la playa.

Una mirada, un lenguaje tan explícito como es el corporal  en un mundo donde preferimos ser ciegos ante lo que facilmente podríamos descifrar si obervasemos detenidamente.


Sonidos que nunca olvidarás, que sabes que no volverás a escuchar, hacen de cada autentico respiro un autentico drenaje de recuerdos.

Sensaciones, subjetivas en su máxima expresión, hacen de cada uno de nosotros un interesante tesoro que descubrir. El mapa esta allí, solo debes observar detenidamente.

Si llegas a pasar por alto detalles como mariposas en la playa, luciernagas en el cuarto, hormigas en la sal, una nube con forma de la Torre Eiffel, y vuelvo con las miradas, vuelvo con los sonidos y con las sencaciones. Si pasas por alto detalles asi, entonces no estas viviendo, estas "pasando el rato".

Un ejemplo drástico, una situación precaria, todo puede ser interesantemente determinante para cambiar percepciones, pero ¿Por qué esperar por ellas? ¿Tomarías el costo que amerita esperar por ellas? ¿Por qué no observar detenidamente nada mas?


Lágrimas que caen por aceptar lo inaceptable pueden convertirse en sonrisas esperanzadoras para otros. ¿Permitirías que otros sufran lo que tu? ¿Está en ti dejar que otros tropiecen con la misma roca que tu? ¿Estas observando detenidamente las mariposas en la playa?

La soga.

¿Por qué el valor parcial de unión siempre es menor que nuestra capacidad máxima de relación? ¿Por qué dejar que nuestra virtud de idear formas para lograr una sonrisa en nuestros interlocutores sea abrumada por el dia a dia?


¿Por qué esperar más de los demás cuando no das más de ti mismo? ¿La soga llegaria a reventarse si te ahorcas a ti mismo con el ideal de autosuficiencia?

El canto de la esperanza es una melodía que todos escuchamos al unísono con el canto de rendición, no hay mayor aventura que aquella donde la incertidumbre haga de cada situación más interesante.

Llega el momento en el que plantas tus pies en la tierra y te das cuenta que, efectivamente, hay un proposito, lo sabes, confias en eso, luchas por eso.

Pero de nada sirve saber en qué acabará todo, es como si contaras el final de una novela al comenzarla. Si ya saben en qué terminará, pocos apreciarán el desarrollo, y no llegarían a leerla. Y ese es un problema, uno de los mayores errores: No saber apreciar el desarrollo.

No hagamos de nuestra vida un circulo infinito de causa y efecto, actuemos sin razones necesarias y veamos como resulta todo. Nadie dijo que era facil, pero nadie dijo, tampoco, que tendría que ser tan dificil. 

El Insecticida.

Vivimos recorriendo caminos. Esperamos que sean los mejores. Sabemos que debemos decidir. Pensamos en las consecuencias. Bien hemos escuchado que no andamos en caminos, sino que hacemos caminos al andar.
                Nos arriesgamos, nos emocionamos, nos decepcionamos y, en ocasiones, nos acobardamos. ¿Ese es el camino que hacemos al andar? ¿Prefieres ir en zigzag cuando todos van en línea recta? ¿Haces daño cuando estas fuera del rebaño?
                Llegas a preguntarte: ¿Qué tan trascendente puede ser lo que yo, una hormiga nadando en este océano, pueda decidir? ¿Y si, sencillamente, el océano eres tú, y el mundo es la hormiga? ¿Depende de la percepción estas contraposiciones?
                Si la inseguridad fuese un insecto, tú quisieras ser el insecticida más potente del mundo. Quisieras ser el editor de tu propia película, harías configuraciones en la secuencia de reproducción y pondrías todo en cámara lenta.
                Escuchas una estática de pesimismo recorriendo tu cuerpo, una lluvia a cántaro cayendo sobre el cinc de tus aspiraciones. Si la confianza fuese una historia real, tú quisieras ser el narrador.
                Dejar ser, dejar estar, y aprender no darle más importancia a las cosas de lo que ya, naturalmente, tienen. No hay mejor comunicación con el mundo que la conciencia, esa inexplicable sensación que juzga sin hablar, sin ver y sin escuchar.

viernes, 22 de julio de 2011

El triangulo de Las Bermudas


¿Qué puedo esperar? Pensando que todo se basa en enseñanzas, en aprendizajes, te das cuenta justo al empezar a leer esto que solo es otro típico escrito del destino, de las experiencias y de lo mejor que nos puede suceder aún cuando, en primeras instancias, nuestra mente y nuestros pensamientos nos llevan a creer que es lo peor que puede ocurrirnos, a olvidarnos de los realmente malos pormenores que una persona puede sufrir. ¿Y a qué le denominamos esto, egoísmo, egocentrismo?
Si, lo siento mucho compañero lector, este es otro más de esos escritos baratos y piratas que tratan de lo mismo, causa y efecto, golpe y respuesta. ¿De qué depende nuestra percepción, del autoestima o del apoyo social? ¿Hasta qué punto ese “apoyo social” deja de ser útil, y se convierte en una ligera hoja seca de un árbol que cae y es olvidada para siempre por su nula trascendencia?  
Y es que ¿Qué importa tu percepción cuando la vida te enseña a cambiarla segundo a segundo, minuto a minuto? ¿Cuándo es necesario defender tus ideales sabiendo, a ciencia cierta, que pronto cambiarás de opinión, o aquello que defendías ha tendido a decepcionarte? ¿Cómo quedas después de eso; como un bote sin vela, como llama sin oxigeno, como mar sin olas?

Pero es que en eso se basa todo esto ¿No? Pensar que somos bote con velas, sin haber viento; pensar que somos llamas flameantes, sin haber fuego; pensar que somos mar con olas, sin haber luna; pensar que somos la última frescolita del desierto, sin haber sed; pensar que la estrella que brilla te pica el ojo, sin poderla ver; pensar que el sol del atardecer regresará por la mañana y un momento, ¿Tienes total certeza de eso?
Pensar que dependemos de tantas actitudes deliberadas de tantos interlocutores, y ni ellos saben de cuáles serán las consecuencias, ni siquiera si terminaran perjudicándote directa o indirectamente. Pero a la final ¿Qué se puede hacer? Esperar. Aguardar. Pensar. ¿Hasta qué punto podemos darle rienda suelta al orgullo? ¿De qué depende que el orgullo de una persona sea más fuerte que otra?  
Esas actitudes deliberadas dejaran de ser importantes cuando te das cuenta que todo sigue una línea y Blah Blah Blah Blah, ¡NO! ¡Ya basta de suposiciones metafísicas! ¡Debemos cuidarnos señores! ¡Todos sabemos que nadie está por nadie, aunque no sea lo correcto! El mundo ya dejo de ser condescendiente, amable y solidario, ahora la única palabra que parece estar en las venas de esta esfera es “Competencia”.
Fantasmas que persiguen, Pasados que reviven. Bueno, otro cliché más que quiero abarcar, y este sí que lo apoyo: “¿Si tanto piensas en el pasado, cuando habrá tiempo para pensar en el futuro si tu presente es el pasado?”, la vida realmente es muy corta estos tiempos, antes la gente duraba mas de cien años, ahorita tenemos 90 cuanto mucho para hacer algo que quede para ¿La historia? Difícil, ¿La posteridad? Posible, no importa, hacer algo que quede, al menos, para nuestra satisfacción.
Pero algo es seguro, y no es más que pensar que una vez metidos en la “Rutina” nos será muy facil salir de ella, y ese es uno de los mayores errores que podemos cometer. La Rutina es como El triangulo de las bermudas del que nunca podrás escapar, a menos que tengas la determinación de un joven que no serás.  
Pero ¿Qué mejor que una siempre constante dosis de humor? ¿Qué mejor que sonreir y desentonar con el mundo como bien lo dijo mafalda? Así que cuando pienses en el triangulo de las bermudas, piensa en:

viernes, 8 de abril de 2011

Antes de que mi vela se apague.

Mis velas no se apagaban todavía. La oscuridad aún no llenaba mi cuarto. Era como si trataran de mantenerse prendidas, dando todo de sí, lo que más pudiesen, hasta quedar sin energías, todo para que yo no estuviera desolado en la nada de lo desconocido.  Del otro lado de la ventana ya todo parecía estar en la total penumbra. Solo andaban encima del oscuro pasto algunas luciérnagas también dando todo de sí, pero pareciera inútil, ya también se estaban desgastando y era inevitable el fin.
A la final nada sirvió, nada fue suficiente ante lo que no podía ser detenido.  Ya casi al final el intento se dejó de lado y el instinto de supervivencia empezó a reinar en las ideas de una inútil manera de egoísmo que llevó al caos apoteósico.
Cerca del final te das cuenta que lo que sufrías en tal o cual momento no era absolutamente nada con lo que sufría  tu esencia humana. Pero aun así, no me imagino a nadie sin regalarle grandes cantidades de tiempo a sus humillaciones y vergüenzas, antes de regalárselo a su esencia humana, tan confundida, tan… increíblemente corrosiva.
“Ay, por favor, de aquí a unos sesenta años más, seguirá habiendo agua”. ¿Y tus hijos de qué vivirán?
Yo soy uno de esos hijos, y cuento esta historia antes de que mi vela se apague. Aprovecho estos minutos para que, si de alguna forma mágica este escrito llegue al pasado, pues quien sea que lo lea me crea y pueda hacer algo para que este futuro no se cumpla. 
Un día de esos donde tienes energías para hacer algo por el mundo, hazlo. No te dejes llevar por los “qué dirán” que aunque a algunos les impulsa de mala manera, a otros los cohíbe. A la final, estoy seguro por experiencia propia, que aquellos se atribuirán culpas por no haber hecho algo pequeñamente parecido.
Si es cierto, la mariposa antes de volar, estuvo capturada por su escafandra, pero dentro de ella se preparo para explotar su potencial, allí dentro pensó muy bien lo que haría, allí dentro aprendió que debía ir de flor en flor. Allí dentro aprendió que volar cerca de las personas era llenarlas de alegría y darles una señal de que la naturaleza le agradece lo que ha hecho por ella. Así que si nunca te ha volado una mariposa cerca o lo ha hecho muy poco “empieza a preocuparte”.
Por muy pequeña la acción que hagas es más que suficiente, porque somos un equipo, o mejor dicho, debimos haberlo sido desde el principio. Miles de pequeñas acciones anulan miles de las malas, entonces viviríamos en un mundo perfecto. Son tan simples las cosas que puedes hacer, empezando por no confundir autoestima con egocentrismo y orgullo.
Hoy deseo que te rocen y acaricien algunas mariposas. Hoy, como más nunca podré, deseo que puedas ayudarme en esta causa. Y debido a que circunstancialmente por la ventana oxidada está entrando un brisa llena de humo, y a que mis velas ya no están resistiendo, empiezo a despedirme y a decirte que hagas lo que tengas que hacer y te darás cuenta de que aquello que te perturba se irá diluyendo en una sana satisfacción que te ayudará a comprender que básicamente las reglas fueron hechas para ser cumplidas, pero cuando ya no resultan, es hora de otras alternativas, hasta nuevo aviso ya que "más versátil no puede ser esta vida".
Bueno y en estos cincos segundos donde mi vela ya se ha apagado y solo me queda la claridad que deja el leve humito blanco que sale de la mecha no hallo más palabras que decir solo que… “Te quiero”.
Atentamente: La voz de la razón.

Algunos se habran dado cuenta del final característico de una carta que aparece en la excelente pelicula "V de venganza". 

Un nuevo dia es...


El espejo que refleja la perfección.  El agua que se deja llevar. La brisa que te abraza. Un interminable abismo de cariño. Una estudiada cantidad de sabores, y te decides por el mantecado.  El canto de una canción que no has escrito. Las ideas de un historiador sumado en lo “hecho” y dedicado al “deshecho”. El espíritu abstracto del sentido que no cambia a menos que quieras.  Una vela que no se apaga ni se consume, está ahí, justo ahí. El jurado de las decisiones. El sonar de las revoluciones internas. La espera de sentir esa dulce voz. Querer sentir un roce tan solo un milisegundo. La captura de esas señales que solo tú puedes.  Volver a encontrarte cuando vuelves a perderte.
¿Y Quien dijo que en la solidez de los cimientos, en la esperanza de una vida, en la convicción de una anciana, en la lucidez de un niño, no estaba la grandeza inmiscuida?  Un nuevo día es comprender que eres capaz, que es posible, que la paciencia te mueve, y que la verdad se acerca y la espera es tu mejor compañera.

lunes, 4 de abril de 2011

La Verdad Ajena

¿De qué sirve hablarle a una persona que quiere ser sorda? Mejor es hacerlo con alguien realmente sorda pero que si quiera captar el mensaje. ¿Por qué quieren ser sordas las personas? ¿Porque les aterra descubrir la verdad aun cuando lo que se le esté diciendo no sea una hecho? ¿Por la simpleza de ser arrogante y rechazar conocimientos más estudiados? ¿Pero, de qué sirve asentir ante una verdad ajena? 
Es difícil decidir lo que quieres perseguir, pero dentro del objetivo están las tangentes, que no son más que ideologías adversas ante conocimientos adquiridos. La importancia o relevancia es subjetiva. La aceptación o negación es subjetiva. El descartar o dudar algo es, sobre todo, muy subjetivo. ¿De qué depende? ¿De la cultura? ¿Educación? ¿Ganas de aprender? ¿Orgullo? ¿Apatía? ¿Nomadismo? ¿Experiencia? ¿Bohemia?
Estamos en este mundo para hacer algo relevante, importante y trascendente, aún si la misión es darle una palmada al joven que será el próximo Simón Bolívar o cualquier otro personaje emprendedor del mundo, ¿Qué sabemos si esa “palmada” fue el incentivo necesario para esa persona; si fue la luz verde; si fue lo estrictamente necesario y determinante? No lo sabemos, no lo sabremos ni lo sabrán.
Podemos resignarnos o aceptarnos. Depende de cada quien. Podemos resignar hechos sin apoyo, o podemos aceptarlos con la esperanza optimista. La historia nos trae recuerdos de personas que se resignaron ante su situación y otras que la aceptaron, en su actitud social y moral se vio la gran diferencia que las dos conllevan en el ser humano.
Una es señal de impotencia y otra de fe. No importando de cuál sea el tema que se trate (religión, política, cultura, psicología y sus patrones de conducta), todo en su totalidad es una verdad ajena, que ¿Resignaremos? O ¿Aceptaremos?, ¿Debemos decir que es relativo y quedarnos con la duda?

Todos son igual a uno y uno es igual a todos (típica frase de los tres mosqueteros, tan real como optimista) entonces, tendríamos que observar nuestros iguales para magnificar nuestro conocimiento social. Cada quien con diferentes pensamientos, cada quien en su mundo, cada quien pendiente de sus asuntos y aún así, con duda, decimos que estamos conectados.   ¿Conectados? ¿Por una ley de la física o química? ¿Por una ley superior? ¿Por la razón de haberlo escuchado o leído de algún científico reconocido?
Sigue siendo subjetivo, pero, si todos somos uno, ¿Por qué desconocemos la verdad ajena? Porque es, exclusivamente, ajena, y en eso se basa el mundo social. Esto aumenta el misterio comunal. Esto intensifica la calidad de vida. Esto hace fluir lo interesante en las venas comunicativas. 
No saber qué piensan los demás es divertido. Tratar de descubrirlo es más divertido. Pero de algo si hay que estar al tanto: así como los coacervados evolucionaron, la gente cambia. Las ideologías cambian, yo cambio y tú cambias. Y esa configuración es aún más divertida.
Sin duda los momentos se marcan por puntos culminantes: algo que acabes de leer, algo que acabes de escuchar, algo que acabes de descubrir, algo que acabes de escribir, algo que acabes de pensar. Momentos que cambian tu vida y le dan punto final a la vieja y punto de partida a la nueva. Así es la verdad ajena: marca y revive.    

domingo, 3 de abril de 2011

Todo lo que el Alzheimer nos permita.


Muchas bellas historias comenzaron con un corazón roto. Muchas otras en el florecimiento del amor más grande que puede sentir una persona. Otras cuando las imágenes de una película florecen en el subconsciente una situación paralela donde la infelicidad era el punto fijo quedando como una historia totalmente contrariada. Otras cuando la vida está a punto de acabarse y debido a la ausencia de una sensación parecida a las palabras de Shakespeare, pues no queda más de otra que intentarlo por las letras también. Y es que muchos nacieron para amar, otros para ser amados y adorados ¿Y los que no?
¿Será que otros nacieron para hacer entender el verdadero valor de lo que es el amor? ¿Será que otros nacieron para sobrevivir los dramas de otras personas y no los propios? ¿Será que si hubiese tanto amor en el mundo se acabaría por completo por una explosión de corazoncitos relucientes? Y es que no hace falta ver a la esquina para darnos cuenta de que unos realmente tienen y desperdician y otros aburren y desprenden, mientras los demás usan y reúsan. Cuando los matices de la vida nos confunden a tal escala que queremos buscar respuestas sin primero definirnos la pregunta del millón mientras otros tienden a suicidarse al darse por vencidos.
Y es que es difícil definir lo que muchos  piensan que es la vida por simpleza. Pero quizás no sea algo que tenga un mismo concepto para todos. Vida somos cada uno de nosotros. Y el concepto de ella será muy distinto cuando, en el momento de perecer,  recordemos todo lo que el Alzheimer nos permita.  Todo lo que nuestra mente use para crear ese mundo perfecto, aquel donde todos se encuentre bien, aquel donde no exista ni dictadura ni democracia, ni ningún otro concepto que usó, usa y seguirá usando el hombre para bienes auto-satisfactorios. 
La idea de perfección no deja de ser una idea basada en el detallismo un tanto obsesionada que no lleva a nada más que a la perdición de ideales. El “qué dirán”, consecuencia de querer tener una vida social perfecta. El “Como vestir”, consecuencia de querer tener una vida material perfecta. El “Como ganarle”, conciencia de querer tener un éxito perfecto conllevado por ideales propios y ajenos. El “Como quitarle de mi camino”, conciencia de querer tener una vida sin obstáculos. El “Como ser mejor que los demás”, como si eso fuese posible en una sociedad donde no hay amor, compasión, ni caridad; basada en un ideal erróneo de lo que es mejor persona como: Adinerada, independiente, emprendedor (sin derecho a la caída), emocionante sin derecho a ser emocional, impresionante sin dejar de querer ser, en todo momento, imprescindible. Y es que todos luchamos por ser “El más útil”.
El más útil, perfecto. No hay nada de malo en querer serlo. Pero cada quien en lo suyo, quizás muchos en pensar, muchos en limpiar, y muchos en pintar. El error está cuando nos dejamos llevar por las masas sociales. El ideal del error es el verdadero ideal perfeccionista porque la alcanzaremos al descubrir que sin ellos no podríamos vivir. Y cuando hayamos tratado de ser los mejores… bueno, Digamos que alcanzamos serlo y de repente: “Plas”. Todo fue en vano por no entender que lo que hacemos es filosóficamente para los demás y no para nosotros mismos. Sin disfrutar ese momento donde la mariposa se nos posó en el hombro y nos comunico lo hermoso que es el mundo, ni tampoco ese momento donde nos damos cuenta, ciertamente, de la ineptitud del hombre cuando no conoce el amor.

Escrito en esos días cuando nos preguntamos por qué hago esto y aquello, y como ser mejor persona al pasar de los segundos.
Dedicado a los jóvenes.

Devuelto

Hoy se supone que es el primer día del resto de mi vida. “A vivirlo al máximo” dicen algunos. Yo la verdad ni idea de qué tan máximo puedo llegar a vivir. Solo creo en la esperanza de un buen momento. Uno de esos en los que solo puedes pensar en la grandeza. Uno de esos donde empiezas a creer que cada quien tiene su respectiva dopamina. Uno de esos donde estas al tanto de que estas recibiendo un regalo y no hallas otra forma de agradecerlo que sonreír, porque quien te lo obsequio parece estar sordo; sabes que te equivocas.
Solo el abismo de una esperanza infundada en mentiras hace que te decaigas cuando menos lo necesitas. Así que mi recomendación del día, no mientas, no por ser pecado (en tal caso, creo que lo harían aun con más ganas) sino porque estoy seguro que el efecto sorpresa, es el efecto "devuelto". 

sábado, 2 de abril de 2011

Aceptación.

Debemos aceptar a los demás como son, con sus defectos y virtudes” ¿Cuántas veces hemos escuchado esas palabras? ¿Cuántos defectos se pueden aceptar? ¿Qué clase de defectos deben soportarse? “Todos y absolutamente” dirían los igualitarios.
                Pero, ¿Debemos considerar problemas de habla, o de audición, problemas psicomotores, sanguíneos, entre otros, los más destacados ejemplos de “defectos”? “Para nada” dirían algunos, “Son solo condiciones con los que se puede vivir sin problema alguno y sin estereotipos ya establecidos de una <vida perfecta> bajo los lineamientos de un mundo artificial”.
                Entonces, quitando todas esas condiciones con los que se puede vivir dignamente, ¿Cuáles defectos podemos considerar insoportables? “Ninguno, porque todos se pueden arreglar” dirían otros.
                ¿A quién creerle? ¿A quién darle la razón, a idealistas del nuevo siglo que no han tocado ni una sola hoja proveniente de los barrios venezolanos? ¿Será otro digno ejemplo de una “verdad ajena”?
                Como dijo alguna vez el hijo de un guerrillero: “Es mucho más difícil comunicarle a los hijos que el hecho de tener un arma en la mano y amenazar a otro no es, necesariamente, un acto delictivo, sino de dignidad; depende de qué es lo que te está moviendo”. Por ejemplo, el Che Guevara, para muchos “Guerrillero Heroico”, para otros “Asesino Comunista”, pero bien establecido dejó, este célebre personaje, su influencia en este mundo, para bien o para mal, fue un gran defensor de sus ideales. Como nos enseñan todos en la escuela “Defiende lo que crees” ¿Pero hasta qué punto podemos defenderlo?
                El 25 de Septiembre del 2010, estuve al lado, por unos minutos, mientras me dirigía a mi destino en un transporte público, de un personaje muy particular. El mismo es reconocido por ser parte de una secta satánica y defensor de sus ideales, el cual fue acusado justamente (según investigaciones de la CICPC) por una masacre familiar de la más horrible que haya escuchado. Pero luego fue liberado, a diferencia del resto de sus compañeros (o cómplices) cuando demostró, no sé cómo, su inocencia. Así que no puedo asegurar, ni mucho menos desmentir, que estuve al lado de un asesino satánico. Todo esto me hizo pensar mucho, como ¿Al lado de qué persona podemos estar en un transporte público? ¿Con qué tipo de persona nos tropezamos por la calle? Ni idea, ¿Y qué hacer? ¿Aceptarlos como son? ¿Esperar un castigo superior? ¿Darle sentido a la frase <si no hay sufrimiento, no habrá bondad>?”  Este ha sido un testimonio real.   
                Es bien difícil responder estas preguntas, más para los jóvenes. Y al parecer este tema está algo olvidado en los adultos. Pareciera que todo fuese a ser solucionado con el tiempo bajo la tutela de una “justicia impalpable”. Esperemos entonces que sea “justa” (Atribuyéndole, por alguna vez, sentido a esta palabra) oportuna y celebrada.
                Solo nos queda pensar en la importante pregunta a la que Albert Einstein le dio harta trascendencia cuando la formuló, asegurando una gran significado al hecho de la percepción de la vida, y fue: ¿Vivimos en un mundo amistoso?