Muchas bellas historias comenzaron con un corazón roto. Muchas otras en el florecimiento del amor más grande que puede sentir una persona. Otras cuando las imágenes de una película florecen en el subconsciente una situación paralela donde la infelicidad era el punto fijo quedando como una historia totalmente contrariada. Otras cuando la vida está a punto de acabarse y debido a la ausencia de una sensación parecida a las palabras de Shakespeare, pues no queda más de otra que intentarlo por las letras también. Y es que muchos nacieron para amar, otros para ser amados y adorados ¿Y los que no?
¿Será que otros nacieron para hacer entender el verdadero valor de lo que es el amor? ¿Será que otros nacieron para sobrevivir los dramas de otras personas y no los propios? ¿Será que si hubiese tanto amor en el mundo se acabaría por completo por una explosión de corazoncitos relucientes? Y es que no hace falta ver a la esquina para darnos cuenta de que unos realmente tienen y desperdician y otros aburren y desprenden, mientras los demás usan y reúsan. Cuando los matices de la vida nos confunden a tal escala que queremos buscar respuestas sin primero definirnos la pregunta del millón mientras otros tienden a suicidarse al darse por vencidos.
Y es que es difícil definir lo que muchos piensan que es la vida por simpleza. Pero quizás no sea algo que tenga un mismo concepto para todos. Vida somos cada uno de nosotros. Y el concepto de ella será muy distinto cuando, en el momento de perecer, recordemos todo lo que el Alzheimer nos permita. Todo lo que nuestra mente use para crear ese mundo perfecto, aquel donde todos se encuentre bien, aquel donde no exista ni dictadura ni democracia, ni ningún otro concepto que usó, usa y seguirá usando el hombre para bienes auto-satisfactorios.
La idea de perfección no deja de ser una idea basada en el detallismo un tanto obsesionada que no lleva a nada más que a la perdición de ideales. El “qué dirán”, consecuencia de querer tener una vida social perfecta. El “Como vestir”, consecuencia de querer tener una vida material perfecta. El “Como ganarle”, conciencia de querer tener un éxito perfecto conllevado por ideales propios y ajenos. El “Como quitarle de mi camino”, conciencia de querer tener una vida sin obstáculos. El “Como ser mejor que los demás”, como si eso fuese posible en una sociedad donde no hay amor, compasión, ni caridad; basada en un ideal erróneo de lo que es mejor persona como: Adinerada, independiente, emprendedor (sin derecho a la caída), emocionante sin derecho a ser emocional, impresionante sin dejar de querer ser, en todo momento, imprescindible. Y es que todos luchamos por ser “El más útil”.
El más útil, perfecto. No hay nada de malo en querer serlo. Pero cada quien en lo suyo, quizás muchos en pensar, muchos en limpiar, y muchos en pintar. El error está cuando nos dejamos llevar por las masas sociales. El ideal del error es el verdadero ideal perfeccionista porque la alcanzaremos al descubrir que sin ellos no podríamos vivir. Y cuando hayamos tratado de ser los mejores… bueno, Digamos que alcanzamos serlo y de repente: “Plas”. Todo fue en vano por no entender que lo que hacemos es filosóficamente para los demás y no para nosotros mismos. Sin disfrutar ese momento donde la mariposa se nos posó en el hombro y nos comunico lo hermoso que es el mundo, ni tampoco ese momento donde nos damos cuenta, ciertamente, de la ineptitud del hombre cuando no conoce el amor.
Escrito en esos días cuando nos preguntamos por qué hago esto y aquello, y como ser mejor persona al pasar de los segundos.
Dedicado a los jóvenes.
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