domingo, 19 de febrero de 2012

El imperfecto de su ala.

Fragmentos de una historia, una experiencia incompleta es tan inútil como no haberla tenido. Un lienzo vacio. Conexiones que alejan de la realidad, relaciones que bifurcan el camino de la sociedad necesaria.

La escena del crimen se encuentra sola, nadie estuvo presente en el hallazgo del cadáver, nadie más que la muerte misma, disfrutando su triunfo.  La rapidez sorprendió a la paciencia, y la paciencia estudió desde fuera las consecuencias de su rival, y aprendió que no siempre los últimos son los peores.


Un ave emprende su primer vuelo: sintió el viento entre sus alas, la emoción de un nuevo paso, la adrenalina de un nuevo intento, pudo sentir la verdadera alegría el tiempo necesario. Solo había nacido para eso, para ese momento, que a pesar de haber sido corto por el imperfecto de su ala, y haber saltado desde un árbol con tanta altura, pudo sentir lo que tenía que sentir.

Y es cuando comprendes que de momentos pequeños, necesarios, sustanciales, vitales y trascendentales es como se definen nuestros actos. Nuestros resultados dependen mucho de las experiencias que hayamos vivido.

Y hoy quiero hablar de algo que, quizás, algunos también se hayan preguntado, y es: ¿Cuándo ayudamos, lo hacemos por los demás, o por un sentimiento egoísta  de sentirnos bien con nosotros mismos? ¿Será que la vida nos irá enseñando a hacer un balance entre las dos, o el mundo será mejor con la preponderancia de alguna? Y con esa eterna disyuntiva dejaré este breve escrito, que con esperanza, espero te ayude o, al menos, te guste.   


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