¿Qué puedo esperar? Pensando que todo se basa en enseñanzas, en aprendizajes, te das cuenta justo al empezar a leer esto que solo es otro típico escrito del destino, de las experiencias y de lo mejor que nos puede suceder aún cuando, en primeras instancias, nuestra mente y nuestros pensamientos nos llevan a creer que es lo peor que puede ocurrirnos, a olvidarnos de los realmente malos pormenores que una persona puede sufrir. ¿Y a qué le denominamos esto, egoísmo, egocentrismo?
Si, lo siento mucho compañero lector, este es otro más de esos escritos baratos y piratas que tratan de lo mismo, causa y efecto, golpe y respuesta. ¿De qué depende nuestra percepción, del autoestima o del apoyo social? ¿Hasta qué punto ese “apoyo social” deja de ser útil, y se convierte en una ligera hoja seca de un árbol que cae y es olvidada para siempre por su nula trascendencia?
Y es que ¿Qué importa tu percepción cuando la vida te enseña a cambiarla segundo a segundo, minuto a minuto? ¿Cuándo es necesario defender tus ideales sabiendo, a ciencia cierta, que pronto cambiarás de opinión, o aquello que defendías ha tendido a decepcionarte? ¿Cómo quedas después de eso; como un bote sin vela, como llama sin oxigeno, como mar sin olas?
Pero es que en eso se basa todo esto ¿No? Pensar que somos bote con velas, sin haber viento; pensar que somos llamas flameantes, sin haber fuego; pensar que somos mar con olas, sin haber luna; pensar que somos la última frescolita del desierto, sin haber sed; pensar que la estrella que brilla te pica el ojo, sin poderla ver; pensar que el sol del atardecer regresará por la mañana y un momento, ¿Tienes total certeza de eso?
Pensar que dependemos de tantas actitudes deliberadas de tantos interlocutores, y ni ellos saben de cuáles serán las consecuencias, ni siquiera si terminaran perjudicándote directa o indirectamente. Pero a la final ¿Qué se puede hacer? Esperar. Aguardar. Pensar. ¿Hasta qué punto podemos darle rienda suelta al orgullo? ¿De qué depende que el orgullo de una persona sea más fuerte que otra?
Esas actitudes deliberadas dejaran de ser importantes cuando te das cuenta que todo sigue una línea y Blah Blah Blah Blah, ¡NO! ¡Ya basta de suposiciones metafísicas! ¡Debemos cuidarnos señores! ¡Todos sabemos que nadie está por nadie, aunque no sea lo correcto! El mundo ya dejo de ser condescendiente, amable y solidario, ahora la única palabra que parece estar en las venas de esta esfera es “Competencia”.
Fantasmas que persiguen, Pasados que reviven. Bueno, otro cliché más que quiero abarcar, y este sí que lo apoyo: “¿Si tanto piensas en el pasado, cuando habrá tiempo para pensar en el futuro si tu presente es el pasado?”, la vida realmente es muy corta estos tiempos, antes la gente duraba mas de cien años, ahorita tenemos 90 cuanto mucho para hacer algo que quede para ¿La historia? Difícil, ¿La posteridad? Posible, no importa, hacer algo que quede, al menos, para nuestra satisfacción.
Pero algo es seguro, y no es más que pensar que una vez metidos en la “Rutina” nos será muy facil salir de ella, y ese es uno de los mayores errores que podemos cometer. La Rutina es como El triangulo de las bermudas del que nunca podrás escapar, a menos que tengas la determinación de un joven que no serás.
Pero ¿Qué mejor que una siempre constante dosis de humor? ¿Qué mejor que sonreir y desentonar con el mundo como bien lo dijo mafalda? Así que cuando pienses en el triangulo de las bermudas, piensa en: